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¿Qué es la radiación?

Todos nosotros estamos formados por átomos. Nuestros átomos, en general, poseen núcleos atómicos estables, pero en la naturaleza también existen ciertos átomos, conocidos como átomos radiactivos que presentan núcleos atómicos inestables. Para intentar alcanzar una estabilidad atómica, los núcleos inestables se desintegran, liberando energía y dando lugar a partículas radiactivas, como son las partículas alfa, las partículas beta, y/o a rayos gamma.

La radiactividad se produce como consecuencia de la desintegración de los núcleos de los átomos. Un ejemplo de material radiactivo es el uranio. Cuando este elemento se desintegra libera una potente radiación (energía) y se forman cesio y yodo radiactivos que, a su vez, se descomponen en otros elementos, perdiendo progresivamente su capacidad radiactiva.

La radiación es uno de los grandes descubrimientos del hombre contemporáneo y, a la par que se fueron conociendo sus efectos, también se descubrieron aplicaciones de gran utilidad, ya que las sustancias radiactivas o los instrumentos emisores de radiaciones ionizantes resultan insustituibles en medicina, agricultura, industria, ciencias de la tierra, biología y otras muchas ramas. Además, La radiación se clasifica como ionizante o no ionizante en función de si tiene o no tiene la energía suficiente para provocar cambios atómicos en la materia por la que pasa.

Los distintos tipos de radiaciones se clasifican en ionizantes (partículas alfa, beta, gamma, los rayos X, las emisiones radiactivas y las producidas por los aceleradores de partículas) y las no ionizantes (las de naturaleza electromagnética como las de radiofrecuencia, microondas, ultravioleta, láser y las de naturaleza mecánica como el ultrasonido).

La radiación ha estado a nuestro alrededor a lo largo de nuestra evolución. Por ello, nuestros cuerpos se han adaptado para lidiar con los niveles bajos a los que estamos expuestos todos los días.

El problema aparece cuando la dosis recibida de radiaciones ionizantes es tan alta que nuestros mecanismos de reparación no son suficientes para contrarrestar los efectos. Entonces, se comienzan a observar los primeros efectos, que empeoran con el aumento de la dosis de radiación recibida y el tiempo de exposición. Puede dañar los tejidos al cambiar la estructura celular y dañar el ADN. Esto puede causar serios problemas de salud, incluyendo el cáncer, si bien la probabilidad de que esto ocurra es muy baja.

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