Lejos Del Corona-virus
Hay un lugar en el mundo en el que nada ha cambiado y la vida sigue igual, donde los niños van a la escuela y no existe peligro en salir al aire libre. Claro que es una zona donde apenas se sale, debido al frío, y que ya de por sí está aislada; en la Base Antártica Esperanza, el teniente Norman Walter Nahueltripay, quien se encuentra allí con otras 62 personas, son los espectadores desde la lejanía de la pandemia del Covid-19 que ha paralizado al resto del mundo.
Se trata de la única base argentina semejante a un poblado o pueblo, ya que los militares van con sus familias durante un año y hay un colegio público para que los niños desarrollen las actividades académicas con normalidad. Los niños que están en primaria mantienen sus clases presenciales con dos profesores que también viven allí durante todo un año. Aquellos que cursan secundaria lo hacen a distancia, por internet.
La cuarentena no es obligatoria en esta base científica, ya que realizan las mismas actividades que hacen habitualmente. Entre las que están la sismología y biología, los pingüinos forman parte del entorno en la base, así como el mantenimiento de los diferentes edificios que componen el lugar. De igual manera no existe el riesgo de contagio porque el ingreso a éste lugar no es para el público en general, la única preocupación de los que habitan allí es el estado de salud de los familiares que están lejos de la base.