Mirada Crítica a la Ley del Cine
Los efectos de la Ley del Cine han sido interpretados de manera favorable tanto por el Gobierno Nacional como por la Opinión Pública en Colombia, esta visión puede considerarse totalmente acertada de acuerdo al aumento visible y significativo de la producción cinematográfica en el país. Por lo tanto, esta creciente industria en Colombia requiere el análisis de su comportamiento a nivel financiero y su aporte a la economía, teniendo en cuenta “(…) el tamaño del mercado, capital humano, condiciones de distribución y exhibición, rol de los agentes privados, estrategias de negocio y desarrollo tecnológico con la intención de crear condiciones de sostenibilidad” (Castañeda, 2016). En este sentido, uno de los principales intereses de la implementación de esta ley se basa en el impacto económico que esto genera en el país y la búsqueda de consolidación de las industrias culturales, conocidas como economía naranja, teniendo como pilar principal el formato audiovisual, basados en “La creencia que las industrias culturales son el mejor vehículo para el desarrollo y crecimiento económico”
Por otro lado, en lo referente a la interpretación del origen y la pertinencia de la creación de la Ley del Cine en el año 2003, la autora Liliana Castañeda propone una visión en la que resalta la funcionalidad estatal que presupone el aumento en la cantidad de producciones audiovisuales, más allá de los beneficios monetarios que esto representa para el país y su proyección a largo plazo.
Asimismo, debido a las pretensiones del Estado, la Ley del Cine se enlaza con la Ley General de la Cultura, con el fin de:“Promover la doble dimensión de las películas, puesto que, la Ley de la Cultura se enfoca en la dimensión industrial de las películas y el rol del Estado como garante del acceso a la cultura para todos los ciudadanos, facilitador del proceso industrial y de preservación de las distintas expresiones culturales. Adicionalmente, se introduce el concepto del cine como una expresión de la identidad nacional, memoria colectiva e imaginería cultural, reemplazando la antigua consideración del cine como un evento público de entretenimiento”
Finalmente, el entendimiento de la Ley del Cine como un simple instrumento que se basa netamente en una búsqueda de estabilidad económica, en un contexto violento y conflictivo como el colombiano, que requiere mucho más que una intervención a nivel financiero para la construcción de una verdadera y libre expresión cultural a través del cine junto con su utilidad en cuanto a las posibilidades de control social y establecimiento de pautas comportamentales aceptadas por el aparato estatal, como organismo que debe su existencia a los ciudadanos que gobierna.
